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La Ley sobre Impuesto a la Renta (LIR) clasifica las rentas en dos categorías: rentas de Primera Categoría y rentas de Segunda Categoría.
Las rentas de Primera Categoría, términos simples, corresponden a aquellos ingresos que tienen su origen en la explotación del capital.
La Ley sobre Impuesto a la Renta (Art. 20) señala que son rentas de Primera Categoría aquellas que provienen de las siguientes actividades:
Así entonces, aquellos contribuyentes que desarrollan estas actividades económicas se les denomina contribuyentes de Primera Categoría.
Ejemplo de contribuyente de Primera Categoría:
Una persona que instala un negocio de venta de abarrotes. Para comenzar con las ventas requiere de un capital para adquirir la mercadería que dispondrá para la venta, para arrendar un local donde ejercerá la actividad, para comprar estanterías que le permitan exhibir los productos, etc. Esta es una actividad de Primera Categoría, porque prima el capital invertido.
Las rentas de Segunda Categoría corresponden a aquellas que se originan en actividades en que predomina el trabajo intelectual por sobre el uso de capital u otros materiales (actividades en las que predomina el trabajo).
En este caso, la Ley sobre Impuesto a la Renta (Art. 42) señala que son rentas de Segunda Categoría aquellas que provienen del trabajo como sueldos, salarios, dietas, gratificaciones, participaciones, montepíos, pensiones, gastos de representación, u honorarios que se obtienen como ingresos provenientes del ejercicio de las profesiones liberales, ocupación lucrativa, etc.
Ejemplo de contribuyente de Segunda Categoría:
Un contador decide que quiere trabajar de manera independiente prestando sus servicios, desde su casa, por ejemplo. No requiere de un capital para iniciar su empresa, basta con sus conocimientos de contabilidad. Esta sería una actividad de segunda categoría porque lo que prima son los conocimientos de la persona (no el capital invertido).