Las personas tenemos diversas necesidades. Algunas las podemos satisfacer de forma individual, con recursos propios y las financiamos con el dinero que obtenemos por nuestro trabajo individual. Sin embargo, hay necesidades colectivas o públicas que las personas no pueden satisfacer de forma individual, por ejemplo, proveer a Carabineros de los medios necesarios para resguardar el orden y seguridad pública.

El Estado es el responsable de satisfacer estas necesidades colectivas y lo hace a través de distintos servicios públicos que presta a la comunidad. Sin embargo, para poder financiar estos servicios, es imperativo que todas y todos aportemos con dinero para poder financiar los bienes y servicios públicos: estos aportes los hacemos pagando los impuestos que nos corresponde por ley.

El aporte en dinero debe ser proporcional a los ingresos de cada persona o institución a fin de que la carga de los gastos públicos se distribuya con mayor justicia social. Es así como la carga contributiva debiera responder a: quienes tienen más, paguen más (impuestos que gravan el patrimonio); quienes ganan más, paguen más (impuestos que gravan la renta) y quienes gasten o consuman más, paguen más (impuestos que gravan el consumo).

"En la medida que los contribuyentes tomamos conciencia de la importancia que tiene para el bien común el cumplimiento de las obligaciones tributarias, es posible asumir este deber como un acto de responsabilidad social, más que como una obligación legal".